DRA. GIBERT

Empezamos el 2019 aprendiendo de nuestros partos

7 gener, 2019

Ya hace cuatro años que publicamos la auditoría de embarazos controlados en la consulta de la Dra. Gibert y de los partos derivados. Para nosotros, la transparencia, la honestidad y la rendición de cuentas son rasgos que consideramos muy valiosos.
Auditoria dels nostres embarassos i parts de 2019
Durante el 2018, hemos atendido 95 mujeres con fecha probable de parto dentro del mismo año y 54 de ellas han parido con nosotros.

En cuanto a los partos, 28 de nuestras parturientas se estrenaban en la maternidad (52%). El 14% (4 mujeres) tenían 40 años o más, siendo la mayor de 44 años, mientras que el promedio de edad de nuestras parturientas fue de casi 34 años. Queda claro, por tanto, que en nuestra consulta no somos ajenos al tipo más preponderante de madre actual: pocos hijos y ya entrada la treintena. El 13% de estas pacientes (7 de 54) precisaron la fecundación in vitro para conseguir la gestación, la cual fue indicada sobre todo para baja reserva ovárica (envejecimiento ovárico) y semen de mala calidad.

En cuanto a la vía de parto, 36 de 54 han sido normales (67%), 9 ventosas (17%) y 9 cesáreas (16%).

Hemos evaluado nuestras cesáreas y hemos observado que:

– Dos de ellas fueron mujeres que tenían su primer hijo y les tuvimos que provocar el parto, una para pasar su fecha probable de parto de 9 días y la otra por haber roto la bolsa de las aguas. Antes de bajar a paritorio les administramos prostaglandinas vaginales y, ya en paritorio, estuvieron con dinámica uterina lograda con oxitocina durante más de 12 horas, sin conseguir que se pusieran de parto.

– Dos pacientes más portaban sus fetos sentados (presentación de nalgas), una ya había tenido un parto normal y para la otra era su primer parto. Les ofrecimos una versión cefálica externa y un parto vaginal de nalgas, pero después de varias visitas en las que comentamos, explicamos y aportamos vídeos e información escrita sobre el tema, se decantaron por una cesárea electiva.

– Otros dos pacientes, que tenían su primer parto, llegaron a dilatación casi completa, pero, después de 4 horas entre esperas y pujos dirigidos, no conseguimos que la cabeza fetal se introdujera en la pelvis. Una de ellas parió a las 7 h de la madrugada, después de que ella y todo el equipo intentáramos el objetivo de parto vaginal durante toda la noche.

– La séptima paciente ya había tenido una cesárea con nosotros por parto estacionado. En su primer parto, llegó a dilatación casi completa, pero el feto no se introdujo en el canal del parto tras darle más de 4 horas de margen. En su segundo parte, la evolución fue similar, es decir, dilató muy rápido, pero el tránsito de la cabeza fetal en la pelvis volvió a ser muy lento y el feto, además, presentaba anomalías de latido, por lo que se le adelantó la indicación de cesárea. Nació una niña de 3.550 g que, aunque estaba bien oxigenada, tuvo ciertas dificultades de adaptación a la vida extrauterina que se resolvieron satisfactoriamente con la ayuda de nuestro pediatra neonatólogo de guardia.

– La octava correspondió a una gestante con antecedente de parto vaginal normal que presentó placenta de inserción baja e indicios ecográficos de placenta anormalmente adherida. Le ofrecimos provocar el parto con reserva de sangre, dado que había riesgo de sangrado abundante intra y posparto. Después de semanas de discernimiento, la paciente no quiso asumir riesgos y se hizo una cesárea programada, naciendo un niño en buenas condiciones. La placenta se despegó sin incidencias y la paciente se fue de alta sin anemia.

– La última fue una paciente de constitución física poco favorable a un parto vaginal, con una cesárea a la gestación anterior indicada por peso alto fetal que se confirmó al nacimiento (casi 4 kilos y medio). Le recomendé otra cesárea por tener el cuello uterino cerrado y rígido, crecimiento fetal superior al promedio (aunque el segundo feto era más pequeño que su hermano). La intervención y el puerperio transcurrieron sin incidencias.

Para conseguir el objetivo de la tasa de cesáreas inferior o igual al 15%, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), nos han “sobrado” una o dos cesáreas. Una vez revisadas estas intervenciones, tal vez debemos mejorar nuestro consejo, de forma que se puedan minimizar las cesáreas por el deseo de la madre, o sea, las que la madre pide por percibir un riesgo alto asociado a la prueba de parto vaginal. De hecho, en 2017, convencimos a dos pacientes para que se hicieran la versión cefálica externa, y en 2018 no convencimos a ninguna. Posiblemente, las familias más reducidas de la actualidad y la edad creciente de las madres las hacen más temerosas a la hora de asumir contingencias. Por otra parte, la OMS enfatiza que “Debe hacerse todo lo posible para realizar cesáreas a todas las mujeres que lo necesiten en lugar de intentar alcanzar una tasa determinada.”

Otro tema a tener en cuenta es que la cesárea es bastante segura en nuestro entorno, ya que contamos con un equipo en paritorio y en planta de puerperio (postparto) con una plantilla muy constante y entrenada en una atención excelente.

Con referencia a las incisiones del canal del parto (episiotomía), se aplicaron a 15 de 45 de mujeres (33%), mientras que el 11% tuvieron un desgarro superficial y el 31% uno de segundo grado (herida de piel y de músculo subyacente). No tuvimos ninguna lesión anal (desgarros de los tipos III y IV).

Atendimos a cuatro mujeres con cesárea anterior, a una de ellas se le indicó una cesárea programada, pero a las otras tres se les ofreció prueba de parto. Dos de ellas parieron por vía vaginal y una volvió ser una cesárea. Esto nos demuestra que suele valer la pena hacer una prueba de parto vaginal, por dos motivos: la recuperación de un parto vaginal es mucho mejor que de una segunda cesárea y, cuando se tienen dos hijos en casa, ¡encontrarse bien es muy importante! Por otra parte, si una tiene más descendencia, bajan las posibilidades de someterse a una tercera cesárea.

La lactancia materna fue elegida por 43 de nuestras parturientas, el 80%, cifra que supera en 8 puntos a la del año anterior y se considera adecuada.

Si nos comparamos con los porcentajes de cesáreas del 2017 de los hospitales públicos baleares, con las reservas derivadas de ser nuestro número de partos muy inferior, pero también con la fuerza que nos da haber mantenido cifras próximas al 15% por cuarto año consecutivo, nos encontramos que en Son Espases ha sido del 29%, en Son Llàtzer del 16%, en Inca del 18%, y en Manacor del 14%. Nuestros casos se parecen más a los hospitales públicos de Inca y Manacor, donde se atienden partos a partir de las 35 semanas, aunque allí las proporciones de mujeres con hijos previos paridos por vía vaginal y de mujeres jóvenes son superior, la lo que favorece un porcentaje inferior al nuestro de cesáreas.

Para concluir, opinamos que nuestro porcentaje es bien digno dentro de nuestro entorno, aunque no tenemos que renunciar a ahorrar las cesáreas de beneficio dudoso para la madre y el recién nacido. Además, nuestras auditorías nos muestran, año tras año, que los partos en el sector privado son muy dependientes del profesional ginecólogo que los dirige y, por tanto, que dentro del sector sanitario privado es más que factible conseguir unos muy buenos resultados de vía de parto y perinatales, en un entorno de atención personalizada y confort en el área de hospitalización.

Como los partos vaginales, a veces, se consiguen a base de mucha de paciencia de las madres y de los profesionales implicados, aprovechamos esta ocasión para agradecer al magnífico equipo de matronas de Quirón Palmaplanas su tarea, ya que gran parte del éxito conseguido año tras año no hubiera sido posible sin ellas.