DRA. GIBERT

MENOPAUSIA: saber qué implica esta nueva etapa

Menopausa

Autora: Dra. MJ Gibert.
Fecha de actualización: 3/8/22.
Fechas de versiones previas: 3/2/19.

Muchas de nuestras pacientes, al llegar a la cuarentena, se empiezan a preocupar por la menopausia.

Os recordamos que la menopausia es el cese de las reglas como resultado del agotamiento de nuestros óvulos, lo cual lleva a la improducción de hormonas ováricas (estrógenos y progesterona). Sólo las mujeres que dejan de menstruar durante 12 meses consecutivos sin concurrir otras causas (embarazo, lactancia, extirpación del útero, ejercicio físico intenso, pérdidas de peso, oposiciones, etc.) pueden considerarse menopáusicas. Entonces, la menopausia se diagnostica «a posteriori», esto es, cuando se lleva un año entero sin sangrado vaginal. No suele hacer falta ningún análisis hormonal para confirmar lo que es obvio y natural.

 

¿CUÁNDO NOS LLEGARÁ LA MENOPAUSIA?

Lo habitual es que nos llegue alrededor de los 51 años, pero entre los 45 y los 55 años se considera una franja de edad «normal». Si fumamos o nuestra madre ha dejado de menstruar pronto, se nos puede adelantar. Sin embargo, sólo el 1% de las mujeres la tienen antes de los 40 años, lo que se denomina menopausia precoz. En definitiva, nuestra función reproductiva es generosa y cuando nos deja la regla, nuestros hijos suelen ser adultos jóvenes, adolescentes o preadolescentes, esto es, ya hace tiempo que sentimos que nuestra familia está completa.

 


La menopausia suele llegar alrededor de los 50 años y no suele necesitar ningún análisis hormonal de confirmación


 

¿CÓMO ME ENCONTRARÉ?

La mayoría se encuentra bien y lo acepta como una etapa más de la vida. Algunas acusan más o menos molestias, a veces sin relación directa con la menopausia, sino con circunstancias vitales habituales de estas edades como pueden ser: independización de los hijos, padres muy mayores, cuidado de nietos, pareja de largo recorrido, envejecimiento natural, etc.

Es muy frecuente que durante los años previos, la duración de los ciclos (días transcurridos entre el primer día de una regla y el primer día de la siguiente) sea inferior a 28 días, es la perimenopausia, o la menopausia que se acerca. Típicamente y más adelante, la regla se toma unas «vacaciones» de varios meses sin previo aviso, reapareciendo por sorpresa y con abundancia. En las temporadas de vacaciones menstruales, son frecuentes los sofocos nocturnos, los cambios de humor, la sequedad vaginal y el sueño no reparador. Por suerte, todo ello desaparece «milagrosamente» al volver la regla. Algunas piensan que las vacaciones menstruales son indicio de menopausia inminente, pero no, estos períodos de intermitencia menstrual suelen durar entre 1 y 4 años, antes de llegar al cese definitivo de las reglas. En esta época, no son raras las consultas por mamas tensas y dolorosas, que suelen coincidir con las épocas de ciclos menstruales cortos y se atribuyen a un exceso relativo de estrógenos, por esto, al acercarse la menopausia, estas molestias desaparecen. Otras pacientes padecen cefaleas menstruales, de tipo migrañoso.

Las molestias típicas, aunque no todas las notan, ni todas las explican igual, son las que siguen:

  • Sofocos: son el síntoma más habitual. Se inician ya durante los últimos años de reglas. Aunque el 80% de mujeres los sufren, están tan asumidos, que sólo la mitad de las afectadas consulta por ello. Es frecuente que ocurran por la noche (sudores nocturnos). Empiezan a modo de sensación brusca en el centro del pecho y la cara, que se extiende rápidamente al resto del cuerpo. La sensación de calor dura entre 2 y 4 minutos, se suele asociar a sudoración profusa e incluso a palpitaciones. El cese del sofoco va seguido de enfriamiento, temblores, ansiedad y… resfriados en invierno. Algunas pacientes nos dicen: «me he despertado empapada». La frecuencia diaria de calorías varía de mujer a mujer. En la gran mayoría de casos, duran más de un año, pero también es frecuente que desaparezcan 4-5 años más tarde. En muy pocos casos, los sofocos persisten más allá de los 70 años.
  • Depresión: incluso las que no han estado nunca deprimidas tienen el doble de riesgo de depresión según se aproxima la menopausia. Parece que los factores sociales, familiares, laborales y las alteraciones previas del estado de ánimo son más determinantes que la falta de hormonas.
  • Sueño de peor calidad: si bien los sofocos nocturnos pueden contribuir a ello, no es menos cierto que muchas mujeres lo experimentan en ausencia de calorías. Los síntomas ansiosos y/o depresivos que presentan algunas tampoco ayudan. De hecho, un 40% de mujeres duerme mal cerca de la menopausia.
  • Pérdida de interés por el sexo: si bien la falta de hormonas no ayuda, algunas mujeres acusan los cambios en su entorno, los síntomas depresivos, el reto que supone mantener vivo el deseo sexual en una pareja de largo recorrido, etc.
  • Sequedad vaginal: el recubrimiento de la vagina y de la uretra están en mejor estado si hay estrógenos y, si se dejan de producir, hay falta de lubricación durante las relaciones, más tarde, sequedad vaginal, picores e infecciones urinarias. La mitad de las menopáusicas acusan sequedad, y ésta empeora a medida que envejecemos.
  • Incontinencia urinaria: se atribuye a haber tenido hijos, a un eventual prolapso (descenso) del útero, a esfuerzos repetidos (bronquíticas crónicas, estreñimiento) y también a falta de estrógenos. De hecho, es un síntoma con múltiples causas.
  • Dolor en las articulaciones: es más frecuente cerca de la menopausia y en las más obesas. Puede estar relacionado con la artrosis o alguna otra enfermedad reumática. En algunos casos, el tratamiento con estrógenos puede mejorar los síntomas.
  • Pérdida de hueso: el pico de masa ósea, esto es, el momento en que nuestros huesos tienen más densidad, tiene lugar en la treintena. A partir de aquí, la densidad disminuye con el tiempo, en unas personas más rápido que en otras. La menopausia significa un período de inflexión, pues se pierde masa ósea rápidamente en los 2-3 primeros años y luego el ritmo de pérdida se iguala al de los hombres. Las fracturas por un impacto mínimo, esto es, las asociadas a osteoporosis aumentan mucho en las vértebras a partir de los 65 años y en la cadera a partir de los 75. Por tanto, las primeras densitometrías se suelen solicitar a partir de los 60-65 años.
  • Equilibrio: hay una tendencia a caerse, lo que predispone a las fracturas de muñeca en los primeros años.
  • Enfermedad cardiovascular: hay un aumento de riesgo después de la menopausia. El colesterol aumenta, sobre todo a expensas del malo (colesterol-LDL). Comemos igual, pero quemamos peor el colesterol con el cambio de edad.
  • Composición corporal: la tendencia es a ganar grasa en las caderas y perder músculo. Nos cambia el cuerpo, pero el ejercicio y comer bien casi todos los días pueden minimizar este impacto.
  •  Piel: a resultas de la pérdida de colágeno, la piel está más seca y aparecen más arrugas.

 


Los sofocos y la sequedad vaginal son los síntomas iniciales más frecuentes


 

Ahora ya estáis preparadas para saber lo que os puede llegar. En próximas entradas, os iremos explicando cómo afrontar estos cambios y poder disfrutar plenamente de esta etapa de nuestra vida. Poniendo un poco de nuestra parte, podremos descubrir lo positivo que nos dan estos años: menos obligaciones familiares, reencontrarnos con nosotras mismas, reavivar la ilusión a nivel de pareja, podernos dedicar más plenamente y con el bagaje de la experiencia a aquellos proyectos personales o laborales que quedaron aparcados por imperativos familiares.

 

FUENTES DE LA INFORMACIÓN:

  • Taffe JR, Dennerstein L. Menstrual patterns leading to the final menstrual period. Menopause 2002; 9:32.
  • Harlow SD, Gass M, Hall JE, et al. Executive summary of the Stages of Reproductive Aging Workshop + 10: addressing the unfinished agenda of staging reproductive aging. J Clin Endocrinol Metab 2012; 97:1159.
  • Freeman EW, Grisso JA, Berlin J, Sammel M, Garcia-Espana B, Hollander L. Symptom reports from a cohort of African American and white women in the late reproductive years. Menopause 2001; 8:33.
  • Greendale GA, Derby CA, Maki PM. Perimenopause and cognition. Obstet Gynecol Clin North Am 2011; 38:519.
  • Woods NF, Mitchell ES. Symptoms during the perimenopause: prevalence, severity, trajectory, and significance in women’s lives. Am J Med 2005; 118 Suppl 12B:14.
  • Dennerstein L, Dudley EC, Hopper JL, Guthrie JR, Burger HG. A prospective population-based study of menopausal symptoms. Obstet Gynecol 2000; 96:351.
  • McKinlay SM. The normal menopause transition: an overview. Maturitas 1996; 23:137.