DRA. GIBERT

El cáncer más sexual

5 febrero, 2013

tn_170_170_12_06_1323_48_00El_cancer_mes_sexualPrevenir un cáncer es siempre mucho mejor que tratar. Afortunadamente hoy día conocemos muchos de los factores de riesgo asociados a los tumores: tabaco, dieta, exposición a contaminantes, etc. son factores modificables y prevenibles. Sin embargo, a pesar de que en los últimos años ha habido mucho «ruido de fondo» sobre el virus del papiloma humano (VPH), sigue habiendo un cierto desconocimiento entre la población sobre su relación con el cáncer de cuello de útero o cáncer de cérvix.

Así lo cree Mar Hernández, diagnosticada de cáncer de útero con 42 años, que se encontró de pronto con un cáncer que está relacionado con la transmisión por vía sexual de este virus. Porque, como explica Xavier Bosch, Jefe del Servicio de Epidemiología del Institut Catalá d´Oncologìa (Barcelona), la infección por VPH se trata de una «infección de transmisión sexual» lo que hace que los grupos más expuestos sean las «poblaciones jóvenes por el elevado número de parejas sexuales». Precisamente es el hecho de estar ligado con el sexo lo que, según Mar, hace de este tumor un «patito feo» en el mundo de los tumores. No sólo hay poca información para los niños y adolescentes, sino que tampoco los ginecólogos ni los médicos de atención primaria hablan de ello, ni por supuesto de cómo prevenirla. Además, dice, a mi me ha pasado que al hablar con la gente te ven como, «un poco promiscua. No es cierto, porque esto sería la discusión de la gallina; ¿quién empezó primero, el hombre o la mujer?».

El VPH, señala Javier Cortés, Consultor Senior en Ginecología Oncológica, es causa necesaria, «pero no suficiente para desarrollar cáncer de cérvix». Así, se calcula que el VPH está detrás del 5% de los tumores humanos; de hecho, subraya, después del tabaco, es la mayor causa identificada y prevenible de cáncer, tanto en hombres como en mujeres, responsable del desarrollo de cáncer cuello de útero, vulva, vagina, ano o pene, entre otros.

El cáncer de cuello de útero, señala Bosch, es un «problema de salud pública prioritario en los países en vías de desarrollo; de hecho, a escala mundial, es el segundo más importante entre las mujeres y entre los tres primeros entre las mujeres jóvenes de todo el mundo, incluidos los países más ricos y desarrollados». Se estima que el número de casos se acerca a los 550.000 por año. Las cifras de lesiones precancerosas que requieren tratamiento quirúrgico fácilmente multiplican esta cifra por 2 o por 3; así, si sumamos los otros tumores inducidos por VPH, estimamos cifras cerca de los 600.000 casos.

Afortunadamente, su incidencia en España es relativamente baja. Está, explica Cortés, Coordinador del Grupo Español de Vacunas VPH, en el segmento bajo europeo, con una tasa poblacional ajustada a la edad (TAE) de incidencia media de 6,3 x 100.000 mujeres año -1.948 nuevos casos diagnosticados al año-. No obstante, se observan fuertes diferencias territoriales en España: del 4,1 x 100.000 mujeres año en el registro poblacional de Zaragoza al 8,8 x 100.000 en las Islas Canarias. En cualquier caso, afirma, «el cáncer de cérvix se encuentra en el undécimo lugar en las mujeres de todas las edades, pero en el segundo en aquellas de 15 y 44 años», con una tasa del 7,7, únicamente superada por el cáncer de mama (32,4). Y la mortalidad en nuestro país es de 1,9 x 100.000 mujeres año, 712 casos al año, la decimoquinta causa de muerte por tumores en la mujer de cualquier edad, pero la tercera en mujeres entre 15 y 44 años, con una tasa del 1,2, detrás de los cánceres de mama y pulmón.

Silenciosa

A Mar le diagnosticaron el cáncer por casualidad. «Fui con mi hija a una revisión y me hicieron una citología; a los pocos días me llamaron y me dijeron que tenía cáncer. Creí que me iba a morir. Afortunadamente me lo localizaron con rapidez y me trataron enseguida, aunque el susto todavía lo tengo». Uno de los mayores problemas es que la infección es silenciosa y puede permanecer años en el organismo sin síntomas, por lo que una persona con el VPH puede fácilmente infectar a sus parejas sexuales hasta que se diagnostica por casualidad.

Así, el último estudio realizado a este respecto, indicaba que «un 14% de las mujeres españolas entre 18 y 65 años es portadora asintomática de una infección por VPH y se calcula que está presente, especialmente los VPH de alto riesgo oncogénico, en una de cada tres mujeres por debajo de los 25 años». Además, advierte este experto, el cambio de hábitos sexuales de las nuevas generaciones facilita que esta incidencia aumente.

Sin embargo, Bosch cree que la introducción de la vacunación para el VPH deberá cambiar la tendencia y conseguir que esta prevalencia disminuya de forma muy importante. Lo mismo piensa Cortés: «con la vacunación, más una prevención secundaria rediseñada, el cáncer de cérvix se convierte en una enfermedad eliminable. Y todo con un método altamente seguro y eficiente».

Mejorable

Pero la pregunta es, si las vacunas son tan eficaces, ¿por qué la tasa de vacunación en España sigue siendo baja? Las razones, reconoce Cortés, son diversas: la cobertura media de las cohortes vacunadas por el Sistema Nacional de Salud está en el 63%, «una cifra aceptable pero mejorable». La baja cobertura en algunos comunidades autónomas de gran carga poblacional, como Andalucía y Madrid, penaliza la media. Además, debemos asumir que las coberturas en los grupos etarios fuera de la cobertura pública sí son bajas. «Tras analizarlas hemos identificado las siguientes causas: falta apoyo público de las autoridades sanitarias; falta de cultura vacunal del ginecólogo; precio disuasorio; dudas sobre su seguridad y eficacia, con especial relevancia al impacto de los movimientos anti-vacunas, y el tratamiento de los medios de comunicación de las informaciones, buenas y ¿malas?».

En este sentido, Bosch señala que las sospechas iniciales que sugerían que la vacuna tenía efectos secundarios graves no se han confirmado después de gestionar más de 100 millones de dosis en todos los países. «La seguridad se ha confirmado y está respaldada por todas las grandes agencias de regulación del medicamento, los asesores expertos y los órganos de regulación de la administración de fármacos de mas de 120 países». Y en cuanto a los casos de efectos secundarios graves que coincidieron temporalmente con un episodio de vacunación, se han excluido después de exámenes minuciosos de la información médica y por tanto la tranquilidad y el soporte a la campaña de vacunación están plenamente justificadas.

Lamentablemente, afirma Bosch, por el momento el sistema público español está ofreciendo la vacunación únicamente a una generación de niñas -entre los 11 y 14 años- pero no llega a costear la vacunación de sus hermanas mayores. En Australia se financió la vacunación hasta 26 años con un 70% de cobertura y en sólo cuatro años las verrugas genitales casi han desaparecido de las generaciones vacunadas. Y, subraya, la vacunación de las niñas y mujeres también protegió a los varones de estas edades que no estaban vacunados.

Bosch es partidario de ampliar la vacunación en términos de edad e incluir también a la población masculina porque, aceleraría el impacto en la reducción del VPH y de las lesiones asociadas. «El ejemplo australiano confirma la extraordinaria eficacia y seguridad de estas vacunas, al mismo nivel del que tuvieron en su tiempo la de la viruela, y están teniendo las de la polio, sarampión, etc.». La vacuna, señala, es tan efectiva en los varones como lo ha demostrado en las mujeres; así, la vacunación masculina no solamente interrumpe la cadena de infección en más lugares y, por tanto, ayuda a la protección de las mujeres, sino que aporta también beneficios directos a los varones en la prevención de cánceres como el de pene, el anal y el de la cavidad oral.

Vacuna necesaria

Para Cortés, no hay duda alguna de que la prevención es la estrategia sanitaria más coste-beneficiosa. «La vacunación VPH es una estrategia preventiva primaria segura, eficaz, efectiva y eficiente», subraya. Por su parte, Bosch cree que el futuro el cáncer cervical debería llegar a «archivarse en el mismo armario donde tenemos a la viruela y casi erradicada a la polio y al sarampión».

Fuente: ABC salud