En primer lugar, hay que conocer nuestro índice de masa corporal (IMC) incluyendo talla y peso aproximado en la fecha de última regla. Este cálculo nos permitirá saber si nuestro peso es normal, escaso o excesivo.

Clásicamente se admite que la gestante normopeso precisará un incremento de ingesta de 200 kcal/día (300 en las mujeres delgadas y 100 en las que tienen sobrepeso), siempre y cuando mantenga el mismo nivel de ejercicio pregestacional (lo cual no suele ocurrir). Este aporte energético adicional se debe obtener por medio del consumo de cereales, leche y derivados (salvo quesos curados), frutas y verduras. Hay que evitar el incremento de grasas, ya que su consumo en nuestro medio es de por sí excesivo. El mencionado aumento de peso permitirá a la gestante recuperar su peso pregestacional al concluir la lactancia materna exclusiva (4-6 meses).

Las mujeres obesas o con sobrepeso al inicio de su embarazo ganan, en general, menos peso que las normopeso o de peso bajo. Este menor incremento ponderal se asocia a que la mujer obesa o con sobrepeso varía menos su consumo calórico que la gestante de peso inferior. Sin embargo el peso de los hijos de las gestantes obesas es en promedio superior. En otras palabras, el condicionante más importante del peso neonatal es el peso materno al inicio del embarazo. Por otra parte, las mujeres bien nutridas antes de la gestación que presentan una escasa ganancia ponderal no han de constituir motivo de gran preocupación, ya que el efecto de la desnutrición moderada o leve sobre el embarazo es escaso o nulo, posiblemente porque existe una reserva energética importante. De hecho, las deficiencias nutricionales y de aumento ponderal han de ser muy importantes para que produzcan efectos demostrables sobre el crecimiento fetal.

Al final del embarazo ha destinado en promedio, e independientemente de su peso, unos tres litros en líquidos y unos tres kilos a sus depósitos grasos que se consumirán durante la “cuarentena”. Por consiguiente, estimamos que una vez concluidas las seis primeras semanas postparto la gestante habrá perdido unos seis kilos.

Se cree que durante los primeros seis meses las grasas y proteínas ingeridas son almacenadas fundamentalmente por la madre, al contrario en los últimos tres meses es el feto quien utiliza estas reservas para su crecimiento rápido. A pesar de que la ingesta calórica suele ser inferior en el último trimestre, el aumento ponderal es más intenso. Este fenómeno se atribuye al crecimiento fetal y a la retención de agua, mientras que los depósitos de grasa maternos se estabilizan e incluso descienden. Por consiguiente, no es recomendable restringir la dieta durante las últimas semanas.Si se sigue una dieta adecuada, el aumento de peso durante todo el embarazo será de 10-12 kg en las normopeso, de 12-14 kg en las de peso bajo, y de menos de 5-7 kg en las obesas.

Fuentes de la información: González de Agüero R, Sobreviela M, Torrijo C, Fabre E. Alimentación y nutrición materna durante el embarazo. En Fabre González E, editor. Manual de Asistencia al Embarazo Normal, 2ª ed. Editorial Ino Reproducciones. 2001. P. 265-313.