Todas sabemos que los partos duelen. En un estudio en el que se preguntó por la intensidad del dolor del parto, el 30% de las mujeres dijeron que era insoportable y sólo el 15% lo definieron como mínimo. La resistencia al dolor varía según cada mujer, se tolera peor a mayor duración (por eso las que ya han parido, tienen los partos más rápidos y los llevan mejor) y durante el expulsivo (fase final del parto más dolorosa que la dilatación).
La analgesia espinal (administrada en la columna vertebral) es la técnica que mejor alivia el dolor de todas las fases del parto, además, permite que la madre sea consciente de todo el proceso y que el recién nacido se adapte en seguida a la vida extrauterina, ya que, a diferencia de la anestesia general, nace completamente despierto y, por tanto, puede iniciar las primeras respiraciones sin problemas. Aun con todo, hay que saber que una vez aplicadas estas técnicas, las mujeres deben tumbarse, pues el bloqueo de los nervios motores suele impedir que los músculos de las piernas puedan mantener la bipedestación. Esta analgesia se divide en epidural (también llamada peridural) e intradural según se atraviese o no una capa que envuelve la médula espinal que se llama duramadre. La ventaja de la epidural es que permite la administración continuada de medicación a través del catéter, por tanto, la analgesia puede ser muy duradera. Al contrario, la analgesia intradural sólo permite administrar una dosis de medicación, entonces, su efecto es mucho más breve. De ahí que la analgesia epidural se utilice para mujeres que en principio parirán por vía vaginal y la intradural sólo para cesáreas programadas o para gestantes a las que se les indica la analgesia cuando les falta poco para parir.
En general, la analgesia epidural se indica cuando la parturienta lo pide, pero hay ciertas circunstancias en las que es muy beneficiosa:
Las contraindicaciones para estas técnicas son escasas y se suelen poder sortear si actuamos con anticipación. Entre las más frecuentes están: administración reciente de heparina de bajo peso molecular, plaquetas bajas (menos de 70.000 o de 100.000/mm3) y fiebre intraparto.
Los diferentes estudios no han hallado más cesáreas cuando se usa anestesia espinal, pero sí que se ha comprobado que hay un aumento de la duración del parto y de patrones de latido fetal anormales, lo cual se asocia a más uso de ventosas y fórceps. De cualquier modo, con las epidurales no hay que correr, sino esperar unas pocas horas tras alcanzar la dilatación completa para empujar, así aumentan los partos normales (eutócicos).
En cuanto a los efectos secundarios, destacamos:
Fuentes de la información: