DRA. GIBERT

Enfermedad del niño apaleado: la verdad sobre el riesgo al que se exponen las gestantes

22 març, 2016

Nin_apallissatVarias mamás embarazadas me han escrito recientemente comentándome que algunos niños de su entorno sufren del megaloeritema infeccioso, también llamado quinta enfermedad o síndrome del niño abofeteado.

Si bien esta enfermedad es benigna en niños y en adultos sanos, en los que suele pasar desapercibida, puede perjudicar a los no nacidos, como veremos más adelante.

Está causada por un virus llamado parvovirus B19 y produce una erupción roja en las mejillas infantiles, muy llamativa y característica, de manera que el afectado parece que ha recibido una paliza. Típicamente afecta a niños en edad preescolar y durante la primavera, aunque en cualquier época del año puede hacer acto de presencia.

Una vez que hemos pasado la enfermedad nos queda inmunidad de por vida, esto es, nunca más la volveremos a tener. Así, la mitad de los adultos ya la han pasado, y sólo un análisis de sangre nos puede confimar si la hemos padecido o no.

Los enfermos empiezan con décimas de fiebre y catarro leve que, al ir mejorando, da paso a la erupción característica de las mejillas que luego se traslada al resto del cuerpo, en forma de manchas menos rojas que en la cara y sin afectar ni las palmas de las manos ni las plantas de los pies. La luz, el calor y el ejercicio pueden reactivar las manchas, pero suelen desaparecer en dos semanas como máximo.

Si bien el período de incubación dura entre una semana y un mes, esta enfermedad contagia sólo cuando se presentan los síntomas de catarro y no cuando ya se tienen manchas en la piel, entonces, cuando hay lesiones en la piel, el enfermo ya no es contagioso y puede ir al colegio. La mitad de los convivientes con la persona enferma contraerán la enfermedad mediante el contacto con sus cubiertos, vasos o con las gotitas procedentes de la boca o de la nariz. Como no hay vacunas, la pregunta es cómo evitar el contagio. La respuesta es sencilla: no compartir vajilla, no dejar que tosan cerca de uno y lavarse mucho las manos.

Las maestras adquieren la enfermedad con más frecuencia en su entorno familiar que en el colegio. El virus no se asocia a enfermedades congénitas ni a secuelas en los infectados intraútero, aunque los concebidos son más proclives a verse afectados por este virus durante las primeras 20 semanas de embarazo. Sobre el 15% de los concebidos infectados en la primera mitad del embarazo mueren intraútero, pero esta cifra es muy similar a la de los concebidos no infectados; otro problema típicamente asociado es el hídrops fetal (hinchazón generalizada que se detecta fácilmente por ecografía) en el 4% de fetos repartidos entre todas las semanas de gestación. Por suerte más de la mitad de hídrops se resuelven o bien espontáneamente o mediante los tratamientos.

El efecto de la exposición de las mujeres embarazadas a este virus durante la actividad laboral implica un riesgo de aborto y/o hídrops muy inferior al 1%, por consiguiente, no se recomienda la baja rutinaria por este motivo.

Si crees que has estado expuesta a este virus, te podemos ofrecer la determinación de anticuerpos en sangre contra el mismo. Si tras 2-3 meses del contacto con niños enfermos, las ecografías siguen siendo correctas, no debes preocuparte, pues el virus ya no le puede hacer daño a tu hijo.

Fuentes: PubMed, The Society of Obstetricians and Gynaecologists of Canada.