DRA. GIBERT

Auditoría de los embarazos y partos que hemos atendido durante 2019

28 febrero, 2020

Ya vamos por el quinto año de rendición de cuentas de nuestros embarazos y partos. Es una oportunidad que tenemos para reflexionar en cómo hemos hecho nuestro trabajo y en qué podemos mejorar.

Este año, son 101 las gestantes que han recibido nuestra atención durante su embarazo y 60 han escogido parir con nosotros (59%), porcentaje similar al 2018, que fue del 57%. Al fin y al cabo, es bien justo que la paciente sea la que decida el control de embarazo que quiere: exclusivo con nosotros o compartido con la Seguridad Social. Nunca hemos puesto ningún pero a la voluntad de la mujer aunque, eso sí, no repetimos nunca pruebas realizadas en otros centros y hacemos todo lo posible para aprovechar el mejor de los sistemas sanitarios público y privado. Por otra parte, el control exclusivo con nosotros es más que suficiente.

 

Audit_parts_2019

 

Ahora pasaremos a valorar nuestros 60 partos. La mitad exacta, es decir, 30, parieron su primer hijo, una de ellas se animó a empezar una familia numerosa, y el resto tuvieron su segundo hijo. Dos de las mujeres superaban los 40 años, con la mayor de 44 años, aunque la media de edad fue de 32 años. De hecho, sólo 5 de las mujeres tenían menos de 30 años (8%). Este año, 6 embarazos fueron resultado de técnicas de reproducción asistida, la mitad por fecundación in vitro y la otra por inseminación artificial.

En cuanto a los partos, 31 han sido normales (52%), 15 ventosas (25%) y 14 cesáreas (23%). Por lo tanto, este año la tasa bruta de cesáreas ha sido muy superior a lo que hubiéramos querido, que es el 15%. En otras palabras, «nos sobran» 5 cesáreas, ya que con 9 cesáreas hubiéramos abarcado nuestro deseado objetivo.

Queremos destacar que ofrecemos la versión cefálica externa cuando está indicada, propuesta que aceptaron dos pacientes: a una no le funcionó, y no lo quiso volver a intentar, y en la otra se consiguió el objetivo de girar el feto y de que naciera por vía vaginal, sin problemas.

Llegados aquí, pasamos a valorar las cesáreas:

  1. Las cesáreas por voluntad de la mujer: fueron seis y aquí es donde hubiéramos podido actuar más, ¿o no? Yo suelo insistir en las bondades del parto vaginal, de hecho, la mayoría de las pacientes suelen quedar más contentas después de un parto vaginal que de una cesárea, pero, como es comprensible, hay alguna excepción. Debemos tener presente que nuestras pacientes son mujeres con plena capacidad de discernimiento y bien informadas, por lo tanto, entiendo que hay que respetar su deseo, tras insistir «razonablemente» en las bondades del parto vaginal. Dos de estas cesáreas fueron por presentación de nalgas, una de ellas era portadora de un feto largamente deseado y logrado con la ayuda de la ciencia médica, la otra era también madre primeriza y, como ya se ha comentado, se sometió a una versión cefálica externa que fracasó. Tuvimos también dos cesáreas en dos mujeres cerca de los 40 años, que parían sus últimos hijos, con el antecedente de sendas primeras cesáreas realizadas en otros centros debido a preeclampsia (tensión alta con proteínas en orina) y, dado el recuerdo algo amargo de sus primeros embarazos y la repetición de la preeclampsia, no quisieron tentar a la suerte. Hubo otras dos pacientes que quisieron parir por cesárea, aunque tenían treinta y pocos años, los fetos estaban bien colocados y les hubiera valido la pena intentarlo. Una había conseguido su primer hijo después de un largo camino con tratamiento de reproducción asistida, el feto era un poco grande, se angustió mucho y quiso cesárea sí o sí. La última tenía un antecedente de cesárea previa indicada por presentación de nalgas y le fue tan bien que, aunque el segundo hijo estaba bien colocado, no quiso probar el parto vaginal de ninguna manera.
  2. Las cesáreas bien justificadas antes de comenzar el parto: una correspondió a una tercera cesárea, ya que no se suele intentar el parto vaginal en estos casos, por el riesgo de rotura uterina. La otra fue una paciente que rompió bolsa justo en el momento en que el feto estaba atravesado (situación transversa), escenario en el que el parto vaginal es imposible.
  3. Las cesáreas urgentes: fueron seis. Todas empezaron con inducciones de parto bien indicadas: tres por bolsa rota, dos por tensión alta y la sexta por latido del feto anormal y líquido teñido. Salvo el último caso y otro con latido anormal sobrevenido, en los que no pudimos esperar a que la madre dilatara sin amenazar el bienestar fetal, en los demás, se utilizaron prostaglandinas si el cuello uterino estaba muy cerrado y se les dio tiempo, atendiendo sus partos de madrugada o casi.

Otra forma de ver cono vamos es utilizar las categorías de Robson, o clasificación de los partos según riesgo de cesárea, lo que permite compararnos mejor entre equipos de médicos. Como estándar de comparación he utilizado los resultados publicados en Internet de los hospitales de Manacor y de otro hospital con un perfil similar, pero de Almería, ambos con una tasa de cesáreas inferior al 20%. Destacar que los primeros 5 grupos de Robson tienen mucho menos riesgo de cesárea que los 4 penúltimos. Además, los primeros grupos son los más numerosos y, por ello, es más fácil sacar conclusiones sobre las cifras. Como se puede comprobar, las que ya han parido por vía vaginal, nos vuelven a parir siempre por la misma vía, por lo tanto, nuestro porcentaje en este grupo es incluso mejor que el de los otros hospitales. Los nacimientos de los primeros hijos de nuestras pacientes también tienen mejores resultados que los estándares de comparación. Donde tenemos que mejorar es el grupo de cesárea anterior, aunque si las mujeres se acercan a la cuarentena y «cierran la fábrica de los hijos» con el segundo parto, creo que no será demasiado fácil convencerlas de que se sometan a una prueba de parto vaginal.

 

Robson_2019_esp

Ya hemos dicho que la mayoría de las 7 mujeres con cesáreas anteriores prefirieron otra cesárea, aunque en pudimos convencer de ello a 3 de intentar un parto vaginal, teniendo que repetir la cesárea sólo a una de ellas. En definitiva, si las mujeres con cesárea anterior se dejan, tenemos unas 2/3 partes de posibilidades de parto vaginal, cifra bien igual que el año pasado.

Con relación a las tasas brutas de cesáreas del 2019 los hospitales públicos baleares, Son Espases ha tenido un 24% de cesáreas, Menorca un 20%, Inca un 17%, Manacor un 16%, Ibiza y Son Llàtzer un 14%. Las cifras mencionadas son una referencia, aunque nuestro número de partos es demasiado pequeño como para hacer una comparación «al mismo nivel». Nuestra población es de mujeres de más edad, menos hijos y con el doble de porcentaje de casos de cesárea anterior que la mayoría de los hospitales públicos, lo que nos perjudica.

En cuanto a las lesiones del canal del parto, hicimos un 20% de episiotomías, mientras que el 51% tuvieron un desgarro superficial, 20% de segundo grado (lesión de la piel y del músculo subyacente), en un caso (2%) hubo una lesión superficial del esfínter anal que se pudo suturar sin problemas y en el 7% de los partos vaginales el perineo no se desgarró.

Con respecto a lactancia materna fue elegida por el 90% de nuestras parturientas, cifra que es la superior que hemos conseguido desde que hacemos la auditoría y que consideramos difícilmente mejorable.

Para ir terminando, hay que expresar que, a pesar de nuestro ascenso de tasa bruta de cesáreas, hemos conseguido localizar por donde se pierden las buenas cifras. Animar a las mujeres con una cesárea anterior a que intenten un parto vaginal y fomentar las versiones cefálicas en las presentaciones anormales nos ayudarán. En cuanto a las que ya han parido por vía vaginal o se estrenan, transmitirles que nuestras cifras son muy buenas, lo cual nos ayuda a confirmar año tras año que los partos en el sector privado pueden tener elevados estándares de calidad.

Y ahora llega el momento de los merecidos agradecimientos. No queremos dejar pasar la oportunidad de destacar la buena labor realizada por el equipo de matronas de Palmaplanas, lideradas por Antònia Garau y Macu Sahuquillo, y la paciencia que han tenido siempre con nuestros partos y el gran apoyo que nos han brindado. Deseamos también mencionar a los anestesistas, por lo bien que ponen las epidurales y la mucha ayuda que nos dan. Un hurra para los pediatras neonatólogos que acuden a todos los partos y cuidan de los recién nacidos en la planta. Y la enhorabuena al equipo de enfermería de la 3ª planta B, destinada sólo a gestantes y parturientas. El trabajo de enfermería, Anestesia y Pediatría hace que la atención al parto sea el resultado de un trabajo en EQUIPO en el que la tarea de cada uno, más que sumar, multiplica.