El cáncer de ovario en España es el cuarto más frecuente, después de los cánceres de mama, colon y endometrio, sin embargo, tiene peor pronóstico que los anteriores. Los conocimientos actuales apuntan a que un número importante de los mismos se origina en las trompas de Falopio.
De hecho, se estima que si extirpamos las trompas (salpinguectomía) a las portadoras de genes de riesgo de cáncer de ovario y mama, o a cualquier mujer durante la realización de una histerectomía (extirpación del útero) o al efectuarle una ligadura de trompas se pueden reducir hasta la mitad las muertes por cáncer de ovario.
En el número de enero de la revista del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, nuestros colegas estadounidenses establecen las siguientes recomendaciones:
– El ginecólogo y la paciente con riesgo de cáncer de ovarios, pero que no desea que se los extirpen, deben discutir los posibles beneficios de la salpinguectomía si va a ser sometida a una extirpación de útero pero que no desean la extirpación de sus ovarios.
– Si la paciente desea una ligadura de trompas, debe comunicársele que la salpinguectomía bilateral es eficaz para esta finalidad.
– Debe asesorarse a las mujeres que no desean ya más hijos sobre la utilidad de la salpinguectomía si se las somete a otras cirugías pélvicas por enfermedad ginecológica benigna.
Los estudios disponibles no han hallado diferencias ni en la recuperación postoperatoria de las pacientes, ni en su función ovárica después de las intervenciones ginecológicas, independientemente de que se practique o no la salpinguectomía.
Ya desde 2013, recomendamos la salpinguectomía a nuestras pacientes siempre que haya indicación de cirugía ginecológica por otros motivos y la paciente esté muy segura de que no desea volver a ser madre.
Fuente: Obstetrics & Gynecology
