En las consultas de Ginecología solemos recomendar a nuestras pacientes que después de la menopausia aumenten su consumo de calcio a partir de los alimentos, que son sobre todo leche y derivados. Sin embargo, ello no es posible para algunas pacientes, pues toleran mal ciertos alimentos. Los suplementos de calcio son la alternativa, pero no están exentos de inconvenientes: obligación de tomar una dosis diaria, mayor frecuencia de flatulencia y de estreñimiento… Por si no fuera poco, también se les había asociado con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, lo cual es una controversia que se debe aclarar si lo que pretendemos es beneficiar a nuestras pacientes.
Afortunadamente un estudio prospectivo, publicado en mayo de 2014 en la revista Osteoporosis International, ha conseguido despejar las dudas. Esta investigación es sobre una cohorte de más de 74.000 pacientes, procedentes del Estudio de Salud de las Enfermeras estadounidense.
Durante el estudio se comprobó cada 4 años si las participantes tomaban o no suplementos de calcio y se compararon la frecuencia de nuevos casos de cardiopatía isquémica y de accidente cerebrovascular entre las que tomaban suplementos de calcio y las que no. Como el seguimiento fue largo (24 años, entre 1984 y 2008), hubo 4.565 casos de enfermedad cardiovascular. Se hizo un análisis estadístico después de controlar aquellos factores que podían falsear los resultados (ejercicio físico, consumo de grasas, ser fumadora o no, edad, índice de masa corporal, calcio de la dieta, etc.) y se objetivó que: las mujeres que tomaban suplementos de calcio tenían un 30% menos de riesgo de cardiopatía isquémica y un riesgo similar de sufrir un accidente cerebrovascular. En resumen, este estudio no apoya la creencia de que los suplementos de calcio aumentan el riesgo cardiovascular.
Fuente: Osteoporosis International