En la década de los 90 se detectó un aumento de alergia a los frutos secos durante la infancia. Además, algunos estudios asociaban la ingesta de los mismos durante el embarazo a más riesgo de alergia en nuestros hijos. Al contrario, otras investigaciones no habían podido reproducir estos resultados.
El número del 23 de diciembre de JAMA Pediatrics nos presenta un estudio llevado a cabo en el Hospital Infantil de Boston que incluyó a 10.907 participantes nacidos entre enero de 1990 y diciembre de 1994. Sus madres recogieron datos de su dieta en un período próximo a su embarazo y después se registraron los casos de alergias infantiles a frutos secos que desarrollaron algunos de estos niños.
De entre los 308 casos de alergias alimenticias, 140 fueron a frutos secos, y se probó que entre los niños cuyas madres no alérgicas habían tomado frutos secos durante su gestación (5 o más veces al mes) había 3,3 veces menos riesgo de alergia que si los habían tomado una o ninguna vez al mes.
Las conclusiones de los autores son que las mujeres sin alergia a frutos secos que tienen un consumo más alto de estos alimentos exponen a sus hijos a un menor riesgo de alergia que si consumen pocos o ninguno. Por tanto, sólo hay que moderar el uso de los frutos secos durante el embarazo para no aumentar demasiado las calorías de nuestra dieta. Parece que la exposición temprana a alérgenos aumenta la tolerancia y disminuye el riesgo de alergias alimentarias en el futuro.
Fuente: JAMA Pediatrics
